Por qué es tan dificil el cambio de hábitos

La verdad incómoda sobre el cambio de hábitos alimentarios: 

¿Por qué no es tan fácil como parece? 🤔

Descubre por qué tus hábitos alimentarios automáticos no cambian de la noche a la mañana y cómo empezar a reescribir tu historia.

A lo largo de nuestras vidas, nuestras conductas alimentarias problemáticas han sido repetidas una y otra vez. Es probable que estas conductas se hayan manifestado más de 7,000, 10,000 o incluso más veces. Cada vez que recurrimos a la comida para lidiar con emociones o simplemente por hábito, estamos reforzando circuitos neuronales en nuestro cerebro. Estos caminos, creados a través de la repetición, se vuelven automáticos con el tiempo.

Nuestro cerebro busca eficiencia. Cuando un comportamiento se repite con frecuencia, se convierte en una respuesta automática, incluso si no es la más saludable. Cambiar un hábito, por tanto, no es tan sencillo como hacer una acción diferente de inmediato. El cerebro necesita tiempo para crear nuevas rutas neuronales, y este proceso lleva tiempo y paciencia.

Es importante reconocer que, aunque al principio puede sentirse incómodo, todo cambio es posible gracias a la neuroplasticidad. A medida que seguimos repitiendo la nueva conducta, esa nueva vía neuronal se refuerza y se convierte en nuestra “nueva normalidad”.

El cambio no se logra de inmediato, y es crucial ser compasivos con nosotras mismas en este proceso. La autocompasión es clave, porque cada intento, por pequeño que sea, es un paso importante en el camino hacia un comportamiento alimentario más consciente y saludable.

Una anécdota personal

Hace unas semanas, a los pocos días de terminar el colegio, salí de casa para ir a hacer la compra con mil cosas en la cabeza. Ya sabes, ese momento en el que no estamos muy presentes, porque estamos pensando en mil cosas a la vez. Sin darme cuenta, empecé a caminar distraída, y cuando me di cuenta estaba en la puerta del colegio en lugar de en el supermercado… No comment… 
Mi cerebro, por inercia, había tomado la misma ruta que siempre tomo todos los días, sin pensarlo siquiera.
 
Lo curioso es que no me di cuenta de mi error hasta que llegué a un punto donde me pregunté: “¿Por qué estoy aquí si no era mi destino?” Mis piernas habían hecho el camino, pero mi cabeza no estaba conectada (iba en automático) 
Ahí fue cuando me di cuenta de que mi cerebro había recorrido el camino automático que había repetido tantas veces. No había razonado sobre la ruta correcta, simplemente lo había hecho de forma automática, sin pensar.
 
Este error es un claro ejemplo de cómo funcionan nuestros hábitos: se vuelven tan automáticos que ni siquiera los cuestionamos. Y esto es exactamente lo que pasa con nuestras conductas alimentarias. Todos los días, varias veces al día, repetimos conductas alimentarias que hemos automatizado a lo largo de los años, muchas veces sin tomar decisiones, solo ejecutando el camino en automático. Como ese camino equivocado que tomé, probablemente la conducta que queremos cambiar es algo que hemos repetido más de 7,000 veces a lo largo de nuestra vida (muchos dias a la semana, durante años… haz la cuenta)
 
Por eso, cuando intentamos cambiar estos hábitos, puede parecer que, a pesar de nuestra intención consciente, no conseguimos avanzar como quisiéramos. Nuestro cerebro sigue tomando el mismo “camino automático” porque esa es la ruta que ha estado reforzando durante tanto tiempo.
 
Cambiar un hábito alimentario, como cambiar de camino cuando estamos tan acostumbrados a uno, requiere tiempo, paciencia y repetición. No basta con intentar cambiar una vez, porque ese “camino automático” necesita ser reprogramado. No se trata de hacerlo bien de inmediato, sino de tomar nuevas rutas, poco a poco, hasta que esa nueva opción también se convierta en automática.
 
Si este verano quieres empezar a tomar nuevas rutas y reescribir tu relación con la comida, te invito a descubrir mi cuaderno “Verano en Paz”. Con ejercicios prácticos y reflexiones, te ayudará a dar esos pequeños pasos hacia el cambio sin presiones ni apuros.
 
Recuerda: el cambio no tiene que ser perfecto ni inmediato. Cada vez que decides tomar ese nuevo camino, por pequeño que sea, estás construyendo algo nuevo
¡Cada paso cuenta!
 
P.D.: Si quieres saber más sobre el cuaderno “Verano en Paz” y cómo puede ayudarte, puedes 

👉 Accede al cuaderno “Verano en Paz” aquí

 
Es para ti si vas en automático
Es para ti si te cuesta parar.
Es para ti si sientes que te desconectas con la comida y con la vida
Es para ti si deseas hacer del verano un momento de sanación, no de lucha.
Es para ti si quieres aprender a hacer cambios sosteniéndote con amor y paciencia

Los 5 pilares ocultos que moldean tu relación con la comida

Los 5 pilares ocultos que moldean tu relación con la comida

Detrás de la conducta de comer hay una red compleja de factores. Aquí te explico los cinco más importantes:

1. Mental

Tus pensamientos, creencias y reglas rígidas sobre la alimentación influyen directamente en tus elecciones.
Frases como “ya que he pecado, sigo todo el día mal” o “esto no debería comerlo” alimentan el ciclo de culpa y desconexión.

Muchas veces pensamos en la comida desde un marco moral: bien/mal, permitido/prohibido. Esto crea ansiedad y obsesión.

2. Emocional

Comer produce placer y alivio. Pero cuando ese acto se ha teñido de culpa, vergüenza o miedo, se convierte en un campo de batalla.
La comida puede convertirse en un refugio, una anestesia, un castigo o una forma de consuelo. Y todo eso no se soluciona con menús.

3. Neuroconductual

El cerebro automatiza. Comer varias veces al día genera hábitos que se refuerzan una y otra vez.
Esos automatismos están sostenidos por conexiones neuronales rápidas, profundas y sólidas, que funcionan como autopistas mentales: vas por ahí sin pensar.

Cuando hay refuerzo intermitente (a veces te permites algo, otras no), el sistema nervioso se activa más. Eso genera un vínculo ambivalente con la comida: de deseo y miedo al mismo tiempo.

4. Endocrino

Las dietas, el estrés y la hiperactivación alteran tus hormonas reguladoras del hambre y la saciedad.
El cortisol se dispara, la leptina y la insulina se desajustan, y entonces el cuerpo ya no puede regularse con claridad. Comer se convierte en un acto reactivo, no en uno consciente.

5. Hedónico

La comida está ligada al placer. Y eso no es un error. Es una función evolutiva.
Cuando pretendemos comer “sin sentir”, sin placer, con rigidez… acumulamos frustración. Y esa necesidad insatisfecha acaba buscando salida en forma de atracón, impulsividad o desconexión.


Entonces, ¿por qué me cuesta tanto cambiar?

Porque no basta con tener información. No se trata de saber lo que “deberías hacer”, sino de desmontar todo lo que está sosteniendo la mala relación con la comida.

Y eso no se hace de la noche a la mañana.

🔹 Lo viejo y lo nuevo van a convivir durante un tiempo.
🔹 Habrá días de impulso y días de presencia.
🔹 La mente seguirá diciendo cosas (eso no desaparece al principio), pero tú empezarás a responder distinto.

Primero cambia lo que haces.
Después cambia lo que sientes.
Y por último, cambia lo que piensas.


Las “3 C” que perpetúan el conflicto

Hay tres conductas que a menudo se convierten en trampas mentales muy frecuentes. Las llamo las 3 C:

  1. Compensar: hacer ejercicio para “quemar”, restringir para “equilibrar”, comer en función de lo que hiciste antes.

  2. Comparar: tu cuerpo, tu plato, tu progreso… con el de otras personas, con una foto antigua, con lo que “deberías” ser.

  3. Comprobar: pesarte, mirarte en el espejo, usar apps para “controlar”, ajustar la ropa como medida.

Todas estas conductas parecen darnos seguridad, pero en realidad alimentan la ansiedad, la duda y la autoexigencia.


¿Por dónde empezar a sanar la relación con la comida?

No se trata de hacer más, sino de dejar de hacer lo que te aleja de ti.

  • Identificar qué creencias, hábitos o emociones están manteniendo ese conflicto.

  • Dejar de evitar lo incómodo.

  • Tolerar el miedo, el impulso y el ruido mental, sin responder como siempre.

  • Y sostener el cambio sin esperar resultados inmediatos.

Esto no se resuelve con fuerza de voluntad. Se construye desde la comprensión, la práctica diaria, y el acompañamiento adecuado.


En resumen

Sanar tu relación con la comida no es un objetivo final.
Es un camino de autoconocimiento, en el que aprendes a habitar tu cuerpo, tu hambre, tu placer y tus emociones con más presencia y menos juicio.

Y lo más bonito es que, cuando lo haces, no solo cambia tu alimentación. Cambias tú.

Sanar larelación con la comida: Más allá de lo que ves en el plato

Sanar la relación con la comida: más allá de lo que hay en el plato

Cuando hablamos de alimentación, la mayoría de las personas piensa en lo que come: calorías, macronutrientes, menús, recetas, pautas. Pero hay algo mucho más profundo —y determinante— que no se ve en el plato, pero que lo condiciona todo: la relación que tenemos con la comida.

Y es precisamente eso lo que más preocupa a muchas mujeres que llegan a consulta: no tanto el qué comen, sino el cómo, el por qué… y sobre todo, la sensación de estar atrapadas en un vínculo confuso, doloroso o caótico con la comida.


¿Qué es exactamente la relación con la comida?

La relación con la comida no se mide en gramos ni se pesa en una báscula.
No tiene que ver solo con lo que comemos, sino con lo que hay detrás de cada acto de comer:

  • ¿Por qué como esto ahora?

  • ¿Para qué estoy comiendo?

  • ¿Cómo me siento cuando como así?

  • ¿Desde dónde estoy eligiendo esta comida: desde el hambre real, desde la culpa, desde la necesidad de consuelo?

Nuestra relación con la comida no se limita a una conducta aislada. Es una red compleja de pensamientos, emociones, automatismos, patrones neuronales y hormonales, y experiencias que se han ido acumulando a lo largo del tiempo.


Los cinco componentes que influyen en tu relación con la comida

Sanar esta relación requiere entender qué la sostiene. A continuación te explico los principales componentes que la conforman:

1. El componente mental

Aquí habitan las ideas, creencias y reglas rígidas que arrastramos sobre qué es “comer bien”.
Son pensamientos que hemos interiorizado tras años de dietas, mensajes culturales y comparaciones. Muchos de ellos pueden parecer lógicos, pero en realidad son trampas mentales que alimentan la obsesión, la culpa y el miedo.

2. El componente emocional

La comida está ligada al alivio y al placer desde que nacemos. Pero cuando hay experiencias de culpa, vergüenza o miedo asociadas a comer, empezamos a utilizar la comida como una anestesia o como un campo de batalla. Y esto termina afectando nuestra autoestima y la percepción de nuestro propio valor.

3. El componente neuroconductual

Comer es una conducta repetida muchas veces al día, y por tanto, altamente automatizable. Nuestros hábitos alimentarios responden a patrones neuronales muy arraigados. Cambiar la relación con la comida implica desautomatizar esas rutas mentales que ya funcionan “en piloto automático”.

Un ejemplo importante aquí es el refuerzo intermitente: cuando unas veces te permites comer un alimento y otras veces no, se activa un patrón de dependencia y ansiedad que fortalece ese vínculo caótico con la comida.

4. El componente endocrino

El estrés y las restricciones alimentarias alteran nuestras hormonas reguladoras del hambre y la saciedad (como la grelina, la leptina, la insulina o el cortisol). Cuando estas señales están desreguladas, dejamos de escuchar al cuerpo y pasamos a comer desde el sistema de alarma, desde la hiperactivación.

5. El componente hedónico

La comida es placer. Pretender comer “sin disfrutar” solo genera insatisfacción acumulada, que acaba estallando en forma de impulsos o atracones. Necesitamos reconciliarnos con el placer de comer y dejar de asociarlo con culpa o con “haber fallado”.


Sanar no es hacer más, es empezar a dejar de hacer

Una de las claves más importantes para sanar la relación con la comida es dejar de mirar solo lo que nos falta por hacer, y empezar a observar todo lo que estamos haciendo y que mantiene el problema.

👉 Compensar lo que como con ejercicio o restricción.
👉 Compararme constantemente con otras.
👉 Comprobar con la báscula, la ropa o las apps si “voy bien”.

Estas tres “ces” (compensar, comparar, comprobar) son comportamientos que a corto plazo parecen darnos control, pero a largo plazo perpetúan la obsesión.

Antes de introducir hábitos nuevos, es fundamental detectar qué hábitos mentales y conductuales hay que soltar primero.
No se trata de llenarte de recursos, sino de cerrar las fugas que te sabotean una y otra vez.


El primer paso no es cambiar la comida. Es empezar a cambiar el vínculo.

Y para eso, necesitas conocerte. Observarte sin juicio.
Explorar qué está intentando resolver tu manera de comer.
Porque muchas veces, la comida no es el problema. Es el intento de solución.

No puedes sanar tu relación con la comida sin mirar también tu relación con el descanso, con el placer, con tus emociones, con tu cuerpo y contigo misma.


No necesitas cambiar lo que comes

Sí NECESITAS:

  1. Calma – para desacelerar cuerpo y mente.

  2. Confianza – para reconstruir tu vínculo con el cuerpo y la comida.

  3. Energía – para elegir desde el cuidado, no desde la culpa.

  4. Disfrute – para abrirte al placer y al descanso sin culpa.


        

Cuando comer deja de ser nutrición y se convierte en supervivencia

“Cuando comer deja de ser nutrición y se convierte en supervivencia”

Introducción
Muchas personas sienten que pierden el control con la comida. Que no pueden seguir una dieta más de una semana. Que algo se apodera de ellas y comen lo que prometieron evitar. ¿Es debilidad? ¿Falta de voluntad? ¿O hay algo más profundo detrás?
La respuesta no está en contar calorías, sino en comprender lo que hay detrás de esa ansiedad por comer.

¿Por qué me cuesta tanto seguir una dieta?
Comer no es solo un acto nutricional. Es un acto emocional, social, cultural… y muchas veces, una forma de regular el malestar. Cuando el cuerpo está cansado, estresado, restringido o desconectado, el cerebro busca una vía rápida de alivio. Esa vía puede ser la comida.

Y es ahí donde aparecen los atracones. El cuerpo responde con impulsividad cuando se siente en peligro o privado. Un animal estresado y hambriento no razona: devora. No es falta de fuerza de voluntad. Es biología.

Ansiedad por comer: no es solo hambre física
La mayoría de las veces, la ansiedad por comer no nace del estómago, sino del alma. Puede ser estrés, cansancio, conflictos sin resolver o una acumulación de normas y prohibiciones. Comer se convierte en una forma de desconectarse, de evitar lo que sentimos.

El problema no es comer emocionalmente. El problema es que esa sea tu única vía para calmar, conectar o anestesiarte.

¿Y si el problema no fuera la comida ni tu dieta?
Cuanto más controlamos, más nos rebelamos. Cuanto más restringimos, más vulnerable se vuelve el cuerpo a los atracones. Y cuanto más te peleas con tu cuerpo, menos puedes escucharlo.

No necesitas una dieta más estricta. Necesitas otra forma de relacionarte con la comida y contigo misma.

Lo que realmente necesitas es:

  • Nutrición suficiente, sin prohibiciones rígidas.

  • Presencia y consciencia en el acto de comer.

  • Herramientas para regular tus emociones sin usar la comida como vía de escape.

  • Espacios para expresar lo que sientes y no tragártelo.

  • Confianza para elegir sin miedo ni culpa.

Cuidarte no es obligarte
El cuidado real no nace de la obligación ni del castigo. Nace del permiso, la elección y la conexión contigo misma. No se trata de comer perfectamente, sino de construir una relación con la comida donde haya más paz y menos lucha.

Conclusión
La libertad con la comida no se logra controlando más. Se logra estando más presente. Comprendiendo por qué aparece esa ansiedad por comer, y desmontando la idea de que todo se soluciona con una dieta.

Comer es cuidado, conexión, y a veces también emoción. No necesitas más reglas. Necesitas recuperar el derecho a elegir sin miedo. Porque no es fuerza de voluntad lo que te falta… es confianza y consciencia lo que te urge cultivar.

¿Tengo un TCA?

Principales signos y síntomas que indican la posible presencia de un TCA

Los síntomas pueden variar dependiendo del tipo de TCA, no han de aparecer todos.  Todos los Tca pueden manifestar todos los síntomas en diferentes momentos, no son  exclusivos de un tipo de TCA. Los signos más evidentes y significativos serían: 

1.Cambios drásticos en los patrones de alimentación, como restringir la ingesta de  alimentos, evitar ciertos grupos de alimentos o comer grandes cantidades de comida de  forma compulsiva. 

2.Preocupación excesiva por el peso corporal y la forma física. 

3.Obsesión por contar calorías o por el tamaño y forma de las porciones. 

4.Alteraciones en la percepción del peso y la imagen corporal, como ver el propio cuerpo  de forma distorsionada o tener una obsesión irracional con partes específicas del cuerpo. 

5.Cambios en el estado de ánimo, como irritabilidad, tristeza o ansiedad. 

6.Aislamiento social y evitación de situaciones que involucren comida. 

7.Rigidez en las rutinas de ejercicio físico, realizando ejercicio de forma excesiva o  compulsiva. 

8.Cambios en los patrones de sueño y energía, como insomnio o fatiga crónica. 9.Cambios significativos en el peso corporal en un corto período de tiempo. 

 

¿Qué es una alimentación saludable?

¡Desmontando el concepto de alimentación saludable! 🥗✨

En este capítulo de mi podcast, vamos a revisar todas las creencias que tenemos sobre una alimentación saludable y romper con los mitos que nos han llevado a pensar de manera errónea. ¡Prepárate para un cambio de perspectiva! 💡🌱

1️⃣ En primer lugar, la salud no se trata solo de no tener enfermedades, sino de sentir bienestar en todos los niveles: físico, mental, emocional y social. Somos seres completos y necesitamos cuidar todos los aspectos de nuestra vida. 👩‍⚕️

2️⃣ Una alimentación saludable es aquella que nos lleva hacia el bienestar en todos los niveles. No podemos llamar “saludable” a una alimentación equilibrada nutricionalmente, pero que genera obsesiones, compulsiones o culpas. Es importante vivir en armonía con nuestra alimentación. 🌈

3️⃣ A veces, cuanto más información tenemos sobre alimentación, menos sabemos y perdemos la capacidad de elegir lo que realmente necesitamos. Nos volvemos dependientes de pautas externas y dejamos de identificar nuestras propias necesidades. ¡Recuperemos esa conexión con nosotros mismos! 🤔💚

4️⃣ Buscar la perfección en la alimentación nos aleja cada vez más de la salud. No debemos polarizar nuestra alimentación, pensando que solo existe lo “bueno” y lo “malo”. Una alimentación saludable nos hace sentir bienestar en todos los aspectos y la vivimos con libertad y coherencia. 🔄✨

5️⃣ No confundamos una alimentación saludable con una alimentación restrictiva. Comer sano no siempre significa adelgazar, sino estar sano. Nuestro cuerpo tiene una habilidad natural para mantener su peso, y asociar la alimentación saludable con la privación nos genera aversión. ¡Cambiemos esa mentalidad! 🍽️💪

6️⃣ ¿Cómo definimos una alimentación saludable? Debe ser suficiente en cantidad y variedad, cubriendo todas nuestras necesidades nutricionales. Además, debe ser saciante, dejándonos una sensación de plenitud y sin hambre. La alimentación saludable es sostenible y sencilla de mantener en el día a día. 🌱🥦

¡Es hora de replantearnos nuestro concepto de alimentación saludable! Se trata de cuidarnos en todos los niveles, sin restricciones ni culpas. Recordemos que la comida está para nutrirnos y brindarnos bienestar, no para generar preocupaciones. ¡Vivamos en paz con nuestra alimentación! 🙏✨

🍽️ El Dilema de la Fuerza de Voluntad y la Conducta Alimentaria: Más Allá de lo Racional

🍽️ La Fuerza de Voluntad en la alimentación: Más Allá de lo Racional

Foto sobre conducta alimentaria de mano aplastando un plántano con el puño cerrado
 

En la lucha por mantener hábitos alimentarios saludables, a menudo nos encontramos con un obstáculo aparentemente insuperable: la fuerza de voluntad. La noción de “si tienes suficiente voluntad, podrás resistir cualquier tentación” puede parecer convincente, pero ¿realmente se trata de una simple cuestión de fuerza de voluntad? Examinemos cómo la conducta alimentaria está profundamente arraigada en nuestros instintos y emociones, desafiando la noción tradicional de voluntad pura.

La Lucha Interna y los Instintos Inconscientes Es tentador creer que la voluntad es la única responsable de nuestras decisiones alimentarias, pero ¿qué pasa cuando nuestros instintos y emociones entran en juego? La conducta alimentaria no es simplemente una elección racional, sino una respuesta instintiva y emocional a las necesidades de supervivencia. Los patrones de búsqueda de comida, las respuestas hormonales y las conexiones emocionales con la comida son procesos que van más allá de la simple voluntad.

El Vínculo Ambivalente con la Comida La relación con la comida es más compleja de lo que parece. La comida no es solo un combustible, sino un refugio emocional. Por un lado, anhelamos su seguridad y calma, pero por otro lado, puede ser una fuente de ansiedad si intentamos controlarla en exceso. Esta ambivalencia genera una lucha interna que va en contra de la idea de una voluntad implacable.

Restricción y Rebelión Cuando nos sometemos a restricciones alimentarias, nuestro cuerpo y mente reaccionan en consecuencia. El hambre y la necesidad no atendida se convierten en fuerzas irresistibles, anulando la voluntad consciente. Cuanto más intentamos restringirnos, más fuerte se vuelve la necesidad de liberarse de esas restricciones, generando un ciclo de lucha constante.

La Paradoja de las Dietas Curiosamente, las dietas pueden ser un terreno fértil para desafiar la idea de la voluntad pura. Cuantas más dietas hacemos, más difícil se vuelve seguirlas y más fácil es romperlas. Esto sugiere que las restricciones extremas van en contra de nuestros patrones naturales de conducta alimentaria, desencadenando una rebelión interna.

El Placer como Motor de la Conducta Alimentaria La relación entre la comida y el placer es innegable. Nuestro cerebro está cableado para buscar el placer y aliviar el malestar. Si privamos a nuestro cuerpo de esta experiencia placentera, nuestra conducta alimentaria se vuelve un terreno árido para la formación de hábitos.

Más Allá de la Fuerza de Voluntad: Atender a Todas las Necesidades En última instancia, enfrentar el desafío de la conducta alimentaria va más allá de la fuerza de voluntad. Reconocer que nuestras necesidades instintivas, emocionales y fisiológicas son interdependientes es esencial para forjar una relación saludable con la comida. Abordar estas necesidades de manera equilibrada y consciente puede conducir a una conducta alimentaria más armoniosa y sostenible.

En resumen, la conducta alimentaria es mucho más que una simple cuestión de voluntad. Explora tus instintos, emociones y patrones aprendidos para entender y abordar tus hábitos alimentarios desde un enfoque más comprensivo y holístico. La próxima vez que te enfrentes a una lucha interna con la comida, recuerda que la fuerza de voluntad es solo una pieza del rompecabezas.

Cómo mejorar la relación con la comida y el cuerpo

8 pasos para cultivar una relación saludable con la comida y el cuerpo 

Un enfoque psiconutricional para abordar la conducta alimentaria y sanar la relación con el cuerpo y la comida

1. Elimina el lenguaje negativo sobre la comida y el cuerpo

2. Evita las dietas y restricciones

3. Cultiva el placer de comer

4. Respeta tus necesidades e intuición

5. Cultiva la autoestima y practica el autocuidado

6. Desarrolla una relación positva con el ejercicio físico

7. Cuida la información a la que te expones

8. Busca apoyo y comunidad

Foto de pájaro comiendo de manera consciente en las manos de una persona
  • Recuerda que desarrollar una relación saludable con la comida y el cuerpo es un proceso individual y personal
  • No dudes en buscar apoyo profesional si sientes que necesitas ayuda adicional en este camino de autodescubrimiento y bienestar
  • Cada paso que des hacia una relación más positiva contigo misma es valioso y digno de celebrar
  • 🌱 No crece lo que se siembra, crece lo que se cuida 🌱

1. Elimina el lenguaje negativo sobre el cuerpo y la comida

  • Presta atención y haz consciencia sobre el lenguaje que utilizas para referirte a tu cuerpo y cambialo por un lenguaje más neutro
  • No emitas juicios de valor sobre la comida (buena VS mala) aléjate de la dicotomía bien/mal, cambialo por “lo mejor en esta situación”
  • Por el foco en la función y no en la forma de la comida y el cuerpo

2. Evita las dietas y restricciones:

  • Centra el foco en acercarte a la alimentación que quieres y no en evitar/prohibir lo que no quieres
  • No prohibir y no obligar. Tu alimentación es una ELECCIÓN
  • La alimentación ha de adaptarse a ti, no tu a la alimentación
  • Busca un enfoque FLEXIBLE y SOSTENIBLE que se adapte a tus necesidades, preferencias y estilo de vida.

3. Cultiva el placer de comer

  • Empieza a SENTIR la comida y no a pensar la comida
  • Conecta con los sentidos al comer. Pon atención al sabor, el aroma, la textura…
  • Incluye la SATISFACCIÓN como ingrediente indispensable en tu alimentación

4. Respeta tus necesidades e intuición

  • Conecta y respeta las señales de hambre y saciedad
  • Escúchate y respeta el tiempo de descanso
  • Focalizate en ATENDER, no en entender (ni sobreanalizar) aquello que necesitas en cada momento
  • Flexibilidad, en cada momento la comida (y el cuerpo) cumple funciones diferentes, todas importantes para cuidarte

5. Cultiva la autoestima y practica el autocuidado

  • Cuida el modo en que te hablas a ti misma. Practica la autocompasión y la amabilidad contigo misma
  • Empieza a ver la comida y el ejercicio como maneras de CUIDARTE, no de encogerte ni cambiar tu cuerpo

6. Desarrolla una relación positiva con el ejercicio físico

  • Empieza a ver el ejercicio como una manera de CUIDARTE, no de castigarte ni cambiar tu cuerpo
  • El movimiento es una necesidad, no una obligación. Cubrir nuestras necesidades genera placer y satisfacción
  • Encuentra el movimiento que se adapte a ti y te guste, pierde el miedo a experimentar y probar

7. Cuida la información a la que te expones

  • Rodéate de influencias y conversaciones positivas.
  • Cuida tus redes sociales. Sigue a personas que promuevan el amor propio, el bienestar emocional y la alimentación consciente
  • Alejarte de imágenes y mensajes tóxicos puede mejorar tu perspectiva.

8.  Busca apoyo y comunidad

  • Conéctate con personas que compartan tus objetivos de desarrollar una relación saludable con la comida y el cuerpo
  • Puedes encontrar grupos de apoyo, comunidades en línea o apoyo profesional

NOTA

El 14 de septiembre iniciamos nuevo grupo de apoyo para mejorar la relación con el cuerpo y la comida y trabajar en grupo

Información e inscripción info@nutricionalmente.es

Taller como mejorar relacion comida II

Sé que has probado mil dietas que abandonaste una tras otra. 
Se puede salir del círculo de culpa y frustración.

¿Decides lo que comes o sientes que la comida te controla?

¿Te mueves en el control-descontrol y nunca alcanzas el equilibrio que buscas?

¿Has sentido que la comida te controla y no decides lo que comes?

¿Has hecho mil dietas y ninguna ha dado el resultado esperado?

¿Necesitas salir del círculo dieta- atracón- culpa/ansiedad y no volver a hacer dieta nunca más?

¿Quieres interiorizar hábitos de alimentación como algo propio y no como una imposición u obligación externa?

¿Deseas volver comer de manera intencional y consciente?

¿Sueñas con hacer un cambio que durará para siempre?

Quiero ayudarte a mejorar tu relación con la comida, con tu cuerpo y contigo misma

Soy Juana María, Psicóloga y nutricionista

Desde hace 15 años me dedico a ayudar a personas a mejorar su relación con la comida, sanar su conducta alimentaria y volver a comer sin ansiedad

En esta charla- Taller te desvelo como funciona tu conducta alimentaria, por qué lo que has hecho hasta ahora no ha funcionado y qué empezar a hacer para cambiar tu relación con la comida para siempre

El día 22 de junio estaré impartiendo este taller online EN DIRECTO 

Fotografía de la psicóloga nutricionista y psiconutricionista Juana Fernández sentada en una butaca
Psicóloga Nº Col. B2332
Nutricionista Nº Col Ib129
Este taller es para ti si:
 
– Has hecho mil dietas y te mueves entre la restricción y el descontrol
 
Te mueves en un ciclo eterno de dietas-atracones
 
 Sientes que ya no sabes comer “normal”, o estás a dieta o te la estás saltando
 
– Has perdido la capacidad de elegir y sientes que si no tienes algo o alguien que te guía pierdes el control
 
– La única manera de “cuidarte” que conoces es hacer dieta 
  
– La comida te genera ansiedad y la única herramienta que tienes para gestionar la ansiedad es comer
 
– Quieres aprender a relacionarte con la comida sin lucha ni sufrimiento y DISFRUTANDO

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