La verdad incómoda sobre el cambio de hábitos alimentarios:
¿Por qué no es tan fácil como parece? 
Descubre por qué tus hábitos alimentarios automáticos no cambian de la noche a la mañana y cómo empezar a reescribir tu historia.
A lo largo de nuestras vidas, nuestras conductas alimentarias problemáticas han sido repetidas una y otra vez. Es probable que estas conductas se hayan manifestado más de 7,000, 10,000 o incluso más veces. Cada vez que recurrimos a la comida para lidiar con emociones o simplemente por hábito, estamos reforzando circuitos neuronales en nuestro cerebro. Estos caminos, creados a través de la repetición, se vuelven automáticos con el tiempo.
Nuestro cerebro busca eficiencia. Cuando un comportamiento se repite con frecuencia, se convierte en una respuesta automática, incluso si no es la más saludable. Cambiar un hábito, por tanto, no es tan sencillo como hacer una acción diferente de inmediato. El cerebro necesita tiempo para crear nuevas rutas neuronales, y este proceso lleva tiempo y paciencia.
Es importante reconocer que, aunque al principio puede sentirse incómodo, todo cambio es posible gracias a la neuroplasticidad. A medida que seguimos repitiendo la nueva conducta, esa nueva vía neuronal se refuerza y se convierte en nuestra “nueva normalidad”.
El cambio no se logra de inmediato, y es crucial ser compasivos con nosotras mismas en este proceso. La autocompasión es clave, porque cada intento, por pequeño que sea, es un paso importante en el camino hacia un comportamiento alimentario más consciente y saludable.
Una anécdota personal
Hace unas semanas, a los pocos días de terminar el colegio, salí de casa para ir a hacer la compra con mil cosas en la cabeza. Ya sabes, ese momento en el que no estamos muy presentes, porque estamos pensando en mil cosas a la vez. Sin darme cuenta, empecé a caminar distraída, y cuando me di cuenta estaba en la puerta del colegio en lugar de en el supermercado… No comment…
Mi cerebro, por inercia, había tomado la misma ruta que siempre tomo todos los días, sin pensarlo siquiera.
Lo curioso es que no me di cuenta de mi error hasta que llegué a un punto donde me pregunté: “¿Por qué estoy aquí si no era mi destino?” Mis piernas habían hecho el camino, pero mi cabeza no estaba conectada (iba en automático)
Ahí fue cuando me di cuenta de que mi cerebro había recorrido el camino automático que había repetido tantas veces. No había razonado sobre la ruta correcta, simplemente lo había hecho de forma automática, sin pensar.
Este error es un claro ejemplo de cómo funcionan nuestros hábitos: se vuelven tan automáticos que ni siquiera los cuestionamos. Y esto es exactamente lo que pasa con nuestras conductas alimentarias. Todos los días, varias veces al día, repetimos conductas alimentarias que hemos automatizado a lo largo de los años, muchas veces sin tomar decisiones, solo ejecutando el camino en automático. Como ese camino equivocado que tomé, probablemente la conducta que queremos cambiar es algo que hemos repetido más de 7,000 veces a lo largo de nuestra vida (muchos dias a la semana, durante años… haz la cuenta)
Por eso, cuando intentamos cambiar estos hábitos, puede parecer que, a pesar de nuestra intención consciente, no conseguimos avanzar como quisiéramos. Nuestro cerebro sigue tomando el mismo “camino automático” porque esa es la ruta que ha estado reforzando durante tanto tiempo.
Cambiar un hábito alimentario, como cambiar de camino cuando estamos tan acostumbrados a uno, requiere tiempo, paciencia y repetición. No basta con intentar cambiar una vez, porque ese “camino automático” necesita ser reprogramado. No se trata de hacerlo bien de inmediato, sino de tomar nuevas rutas, poco a poco, hasta que esa nueva opción también se convierta en automática.
Si este verano quieres empezar a tomar nuevas rutas y reescribir tu relación con la comida, te invito a descubrir mi cuaderno “Verano en Paz”. Con ejercicios prácticos y reflexiones, te ayudará a dar esos pequeños pasos hacia el cambio sin presiones ni apuros.
Recuerda: el cambio no tiene que ser perfecto ni inmediato. Cada vez que decides tomar ese nuevo camino, por pequeño que sea, estás construyendo algo nuevo.
¡Cada paso cuenta!
P.D.: Si quieres saber más sobre el cuaderno “Verano en Paz” y cómo puede ayudarte, puedes
Es para ti si vas en automático
Es para ti si te cuesta parar.
Es para ti si sientes que te desconectas con la comida y con la vida
Es para ti si deseas hacer del verano un momento de sanación, no de lucha.
Es para ti si quieres aprender a hacer cambios sosteniéndote con amor y paciencia